miércoles, 10 de agosto de 2011

Santa Clara de Asís - 800 años

Santa Clara de Asís

A todos les deseo -especialmente a Lucía y María Teresa- un día lleno de la gracia del Señor Dios, pleno de su paz y su alegría. A las Hermanas Clarisas de Villarrica en el Guayrá –Paraguay- un saludo muy fraterno en este año del octavo Centenario de la Consagración de Madre Clara. Compartamos, hoy desde las Primeras Vísperas y mañana 11 de agosto con el corazón en fiesta, párrafos del Testamento y más abajo la Bendición de santa Clara para orar,  meditar y dejarse bendecir por intercesión de Clara de Asís.
Los títulos son puestos por el blog.

Testamento de santa Clara -párrafos

En el nombre del Señor. Amén.

La vocación de las Clarisas
Del Padre de las misericordias, del que lo otorga todo abundantemente, recibimos y estamos recibiendo a diario beneficios por los cuales estamos más obligadas a rendir gracias al mismo glorioso Padre. Entre ellos se encuentra el de nuestra vocación; cuanto más perfecta y mayor es ésta, tanto es más lo que a El le debemos. Por eso dice el Apóstol: Conoce tu vocación. El Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino, y nuestro bienaventurado padre Francisco, verdadero enamorado e imitador suyo, nos lo ha mostrado y enseñado de palabra y con el ejemplo.

Francisco de Asís en el origen
Es, pues, deber nuestro, hermanas queridas, tomar en consideración los inmensos beneficios que Dios nos ha concedido; y, entre todos, los que por medio de su servidor, nuestro amado padre el bienaventurado Francisco, se ha dignado realizar en nosotras, no sólo después de nuestra conversión, sino incluso cuando vivíamos en las miserables vanidades del siglo. Cuando el Santo no tenía aun hermanos ni compañeros, casi inmediatamente después de su conversión, mientras edificaba la iglesia de San Damián, en la que había experimentado plenamente el consuelo divino y se había sentido impulsado al abandono total del siglo, inundado de gran gozo e iluminado por el Espíritu Santo profetizó acerca de nosotras lo que el Señor cumplió más tarde. Encaramándose sobre el muro de dicha iglesia, en lengua francesa y en alta voz decía a algunos pobres que vivían en las proximidades: "Vengan y ayúdenme en la obra del monasterio de San Damián, pues con el tiempo morarán en él unas señoras, con cuya famosa y santa vida religiosa será glorificado nuestro Padre celestial en toda su santa iglesia.

Multiplicar el talento recibido
En esto podemos ver la copiosísima bendición otorgada por Dios a nosotras: por su abundante misericordia y caridad tuvo a bien decir estas cosas por medio de su Santo sobre nuestra vocación y elección. Y nuestro beatísimo padre Francisco las profetizó no sólo de nosotras, sino también de aquellas otras que habrían de abrazar la santa vocación, a la que nos llamó el Señor. ¡Con cuánta solicitud y con cuánto empeño del alma y del cuerpo no debemos cumplir los mandamientos de Dios y de nuestro Padre, para ofrecerle, con la ayuda del Señor, multiplicado el talento recibido!. Pues el mismo Señor nos puso a nosotras como modelo para ejemplo y espejo no sólo ante los demás, sino también ante nuestras hermanas, las que fueron llamadas por el Señor a nuestra vocación, con el fin de que ellas a su vez sean espejo y ejemplo para los que viven en el mundo.

Imitar el camino
Amonesto y exhorto en el Señor Jesucristo a todas mis hermanas, presentes y futuras, que se esfuercen siempre en imitar el camino de la santa sencillez, humildad y pobreza, como también el decoro de su santa vida religiosa, según fuimos instruidas por nuestro bienaventurado padre Francisco desde el inicio de nuestra conversión a Cristo. Mediante todo esto, no por mérito nuestro sino por sólo su misericordia y gracia de su benignidad, el Padre de las misericordias difundió la fragancia de la buena fama tanto para las que están lejos como para las que están cerca. Y amándose mutuamente con la caridad de Cristo, muestren exteriormente por las obras el amor que interiormente las alienta, a fin de que, estimuladas las hermanas con este ejemplo, crezcan siempre en el amor de Dios y en la caridad recíproca.

Bendición de santa Clara

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

El Señor las bendiga

El Señor las bendiga y las guarde; les muestre su faz y tenga misericordia de ustedes; les vuelva su rostro y les dé su paz, hermanas e hijas mías, a ustedes, y a todas las que han de venir y permanecer en su comunidad y a todas las demás, tanto presentes como futuras, que han de perseverar hasta el fin en todos los otros monasterios de las Damas Pobres.


Ruego a nuestro Señor Jesucristo
Yo Clara , servidora de Cristo y pequeña planta de nuestro padre San Francisco, hermana y madre suya y de las demás hermanas pobres, aunque indigna, ruego a nuestro Señor Jesucristo que, por su misericordia y por la intercesión de su santísima Madre santa María, del bienaventurado san Miguel Arcángel y de todos los santos Ángeles, de nuestro bienaventurado padre san Francisco y de todos los Santos y Santas de Dios, el mismo Padre celestial les dé y confirme esta su santísima bendición en el cielo y en la tierra; en la tierra, multiplicándolas en gracia y en virtudes entre sus siervos y siervas en su iglesia militante; en el cielo, ensalzándolas y glorificándolas entre sus Santos y Santas en su Iglesia triunfante.


Las bendigo
Las bendigo en mi vida y después de mi muerte, en cuanto puedo y más aún de lo que puedo, con todas las bendiciones con que el Padre de las misericordias bendijo a sus hijos y a sus hijas y los bendecirá en el cielo y en la tierra, y con las que el padre y la madre espirituales bendijeron y bendecirán a sus hijos e hijas espirituales. Amén.


El Señor y ustedes
Sean siempre amantes de sus almas y de todas sus hermanas, para que observen siempre solícitamente lo que al Señor prometieron.
El Señor esté siempre con ustedes y ojalá ustedes estén siempre con El.