Felices los que saben descansar y dormir sin buscarse excusas, porque llegarán a ser sabios.
Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que están atentos a las exigencias de los demás sin sentirse indispensables, porque serán fuente de alegría.
Felices ustedes cuando sepan mirar seriamente las cosas pequeñas y tranquilamente las cosas importantes, porque llegarán lejos en la vida.
Felices ustedes cuando sepan apreciar una sonrisa y olvidar un desaire, porque vuestro camino estará lleno de sol.
Felices ustedes cuando sepan interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, aún contra las apariencias: serán tomados por ingenuos, pero este es el precio de la caridad.
Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar, porque evitarán muchas tonterías.
Felices ustedes, sobre todo, cuando sepan reconocer al Señor en todos los que encuentran, porque habrán encontrado la verdadera luz y la verdadera sabiduría.
Santo Tomás Moro (1478-1535)