lunes, 18 de febrero de 2008

Bienvenidos!


Como fraternidad vivimos hoy la llegada de Javier y Emanuel, aspirantes que compartirán con nosotros esta "edad" de su discernimiento acompañados en lo más específico del proceso por fr Daniel más toda la fraternidad en el compartir diario. Estamos todos y es, ahora sí, el inicio de la vida interna de la fraternidad en todas sus dimensiones. Fray Angelo -hermano sacerdote ya mayor pero activo- comparte el mediodía, tiene su pastoral en Capital, y se lo extraña las pocas veces que cuando por sus obligaciones no puede llegar y estar en la mesa.
Desde acompañarlos de Capital hasta nuestra casa, [uno viene de las cálidas tierras sanjuaninas -entre viñedos y frutales anduvieron estos últimos jóvenes años suyos-, el otro, joven también, de la urbe porteña en uno de los barrios más densamente poblados y céntricos], pasando por el compartir fraterno y la mesa, con Angelo, hasta culminar, al atardecer y después de un merecido descanso, con la celebración de la Eucaristía, todo anduvo en calidez y gozo, en cercanía y fresca esperanza, en sencillez y verdad.
A la cena se sumó Alejandro -de acá cerca también en Capital-, más adelantado en el caminito, pronto a "sumergirse" en su postulantado en el norte salteño; no quiso perderse esta jornada ni dejar de saludar hoy a Emanuel y Javier.

Distendidos y mateando, nos metimos en la imagen que te compartimos.

domingo, 17 de febrero de 2008

Magdalena María

Un Bautismo celebrado en la comunidad es siempre una alegría y de las grandes. Esta vez en el seno de una familia que vive lejos, en este tiempo gozoso de algunas semanas meciéndose en la "cuna" nativa, el Espíritu de Dios y el agua bautismal hicieron renacer a la hija de Pancho y Pía a la Vida nueva de la fe. En la dinámica del Misterio de la Pascua, la inmersión de MM en las aguas bautismales nos ponía en sintonía con la Liturgia del Domingo pasado de las tentaciones de Jesús en el desierto como un anticipo del Misterio de la Cruz; sumergida en la muerte de Cristo el pecado de Adán muere en ella, en ella que es ahora habitación del Espíritu. La Resurrección anticipada en la Liturgia de este Domingo de la Transfiguración en el monte, es participada por MM en su emerger de las aguas bautismales.

El Evangelio de Juan -leido con airecitos sanjuaninos- nos hace referencia al nombre de MM. Poco antes la risa de Pancho lo decía todo cuando comentábamos cómo fue elegido ese nombre y el recuerdo de tía Magdalena en la vida de los entonces chicos de la familia. Los jóvenes padrinos -una de ellos Lucía evoca, sin saberlo, a la otra Lucía-, con el cariño confesado en sus rostros y con toda la buena intención de involucrarse en el crecimiento de la vida de fe de su ahijadita, se acercaron al Cirio Pascual para tomar la luz del Resucitado. Cada tanto también las voces vigorosas, "plateadas" y muy afinadas de la mamá de MM y de tía Belén doblaban la alabanza, la oración, según el acertado adagio: "El que canta ora dos veces" (S. Agustín, sal. 72,1) expresando a la vez el gozo del Espíritu del Resucitado.

Caminar los claustros del Convento de los Franciscanos Recoletos -vestía el hábito esa mañana- me hizo presente, como un viento anclado, a aquellos hermanos que fueron despojados, echados, de su casa y los agitados avatares de la historia. En un momentito de oración en el recogido ambiente de la Capilla del santísimo cuyas ventanitas dan al ras del piso del Cementerio, sentía vibrar fuerte el Misterio de Dios presente en la Eucaristía y la Iglesia en la cercanía de otros que estaban también ahi, en oración.

En el sepulcro de abuela Haydee, con sus restos mortales, se abrió en el alma un caminito apretado de afecto y emoción que me llevó a "abrazarla" y en el abrazo comulgar con tantos y tantos, en primer lugar con Mamá, en una cercanía única. El Campo Santo se abre al cielo y al corazón -en su hondón más humano-, su silencio dice de raíces y de cielos nuevos y últimos... de alegría humedecida en el torrente sereno y cristalino que viene manando desde bien adentro.

Los saludos, los obsequios -bombones caseros de Mercedita-, las risas, los abrazos, las miradas brillantes, la sonrisa amplia de Mecha restablecida en su salud ... la paz de MM, es despedida en medio de un murmullo de lenguas extranjeras que miran y admiran ese rincón de Buenos Aires.