
Unos “ojos” -el AIA = Atmospheric Imaging Assembly- que viajan en una nave por el espacio, el SDO -Solar Dynamics Observatory- miran el sol, ellos sin saber que están mirándolo. Entregan con una cadencia de 10 segundos o menos, información en múltiples longitudes de onda, en el extremo de las ultravioletas, con una resolución de cerca de 1 arcosegundo, información decía de la actividad de la corona solar, ésta se procesa sumando y compaginando datos de otros “miradores” del señor hermano Sol para hacerlo compartir en el plano de la Física lo que para nosotros son sus secretos, que tiene muchos todavía pero algunos están continuamente siendo desocultados. Los progresos en la comprensión de la física que subyace a la actividad desplegada por la atmósfera solar ayuda a conocer el clima en el espacio de la heliosfera y en el medio ambiente planetario, y en este medio ambiente estamos porque en él está nuestra “Casa”. La sed de conocer no se apagará, mientras el sol no se apague. Aún sin tener necesidad inmediata de algo hay un impulso de la mente a conocer como si todo lo que hay invitará a ser conocido. Por otro lado la necesidad, por ejemplo de sostener la vida cuando se ve amenazada, agudiza el ingenio potenciando la capacidad de desentrañar lo desconocido. A la larga todo lo que hacemos o dejamos de hacer se vierte en nosotros los hombres mientras damos vueltas por el universo en la hermosa hermana madre tierra, con no tanta conciencia muchas veces si es para bien o para mal, y mejor que sea para bien el fruto de nuestro esfuerzo, mejor que lo inspire sobretodo un corazón bueno.
Vemos arriba una imagen del sol –disco lleno-, formada con información de múltiples longitudes de onda en el extremo de las ultravioletas como decía, tomada el 30 de marzo pasado por la SDO. Los colores más fríos, azules y verdes, corresponden a las más altas temperaturas –más de un millón de grados Kelvin, que es como decir grados Celsius; el agua hierve a cerca de 100º C en la cocina- los colores cálidos a las temperaturas más frías unos 60.000 ºK o ºC.
Si entran en http://sdo.gsfc.nasa.gov/firstlight/ en el título “The Sun performs for SDO – AIA” hagan click en → size: 11,9 mb y verán un corto video confeccionado con estos medios nuevos que muestra la actividad de la corona solar, en particular una erupción. Me pareció fantástica, será porque no suelo mirar este tipo de imágenes.
Cómo importa el sol para la vida, más allá de esta miradita complicada por los conocimientos científicos que supone y compartida la noticia aquí con cierta audacia y a vuelo de pájaro, que las culturas le daban el primer rango entre todo lo que podían ver o percibir teniendo para él actitudes de adoración en algunos casos. ¿Que podrían hacer con él siendo tan potente y constante en la emisión de energía como decimos ahora y estando tan fuera del alcance?. Imposible dominarlo. Tan necesario y tan lejano de ellos el sol en sí mismo, y tan adentro a la vez de sus vidas, tan cercano con sus rayos que es el modo de su salida y llegada a ellos, de luz y de calor, de vida; marcando además los ciclos y el tiempo, un poco entonces el marco de la historia. Sentían agradecimiento, lo adoraban, lo esperaban cada amanecer, lo “acercaban” haciendo imágenes a veces muy costosas diríamos hoy -usaban el oro- y lo conocían mejor de lo que suponemos aunque con otros métodos pero entendían que se “comportaba” de tal o cual manera con ellos; también lo “saben” los animales y las plantas y no piensan.
Qué bueno tener una visión matizada, enriquecida con la memoria más remota -y que es actual por que en este sentido somos el mismo misterio-, venerante de la vida, cuidadosa, cordial. Somos y estamos llenos de honduras que me parece es bueno sentir. La Casa y su Luz tienen un espíritu pacífico aunque a veces se estremezca en su “vida” de tantos miles de milenios y muy hermosa; conviene siendo diligentes no agitarse tanto ni agitar la Casa en la delgadísima película que alberga la vida, ni menos aun afearla.