martes, 11 de agosto de 2009

Es nuestra fiesta también pero sobre todo la Fiesta de las hermanas clarisas. Saludo especialmente a las Hermanas del Monasterio Santa Clara de Moreno, en Buenos Aires.
Clara de Asís la "plantita" de Francisco de Asís -es así como ella misma se llamaba-, enamorada del Señor Jesús, el Cristo, el Ungido, pobre humilde y crucificado, corre ágil trás los perfumes del Señor amado y lo encuentra gozosa cada día en el servicio humilde a sus hijas y hermanas en el Monasterio. Hace camino en el despojarse de todo uniéndose así a Quien todo se dió por nosotros en el amor. Es muy concreto su amor, es vigoroso y sencillo; practica en la ternura y dulcemente el Misterio de Dios hecho hombre, hecho carne, sobre todo en los gestos, servicios y atenciones con las hermanas que son probadas por la enfermedad y con todas sus hermanas en la generosidad del perdón que restaura el don del vivo espíritu fraterno y las consiguientes actitudes fraternas más sinceras. Su oración es emocionada y conmovida porque la atraviesa toda; el llanto por la pasión del Señor riega sus ojos ya claros con el agua del amor más entrañable transparentando el Evangelio en su mirada fraterna y materna que brota de su alma absorta en la contemplación, con el oído del corazón atento sin distracciones a la Palabra. Su belleza es ésta, la que va cuidando como mujer acostumbrada ya en su familia a los detalles y el adorno, la "coquetería" de los nobles de su tiempo, mirándose en el espejo viviente del Amado. Jesús que es "el más hermoso de los hombres" como rezamos en el Salmo, es su espejo; su Palabra esculpe la Belleza en el corazón y la vida de Clara y ella se mira en el espejo del Hijo de Dios para estar hermosa por la Caridad para sus hermanas y para todos aquellos por quienes Jesús dio su vida. Cuánto cuidado con las pequeñas confecciones de tela que se usan en la Eucaristía: purificadores, corporales, etc, qué femenino y delicado es el trabajo gozoso, el ir y venir de sus manos, con el que se ocupa en todo esto. Con qué pasión permanece ante el Señor presente en el Pan de Vida llenándose allí de la Luz que irradia su rostro. Las lágrimas del Amor son el agua de las acequias que van llenas de Dios en cada Eucaristía celebrada, especialmente en el momento de la Comunión. Qué frágil se ve y qué fuerte que es.
Hoy celebramos también a Clara en sus hijas, las clarisas. Que el Espíritu haga ahora de cada una de las hermanas y de cada Monasterio, una Buena Nueva en la Iglesia semejante en carisma y don de parte del Padre para todos como lo fue aquella noble de Asís, entregada toda entera al Amor con que es amada por el Señor, en comunión con el caminito de Francisco.
Aquí en estos lares sanrafaelinos P. Adrián y yo concelebrando compartimos la Eucaristía con los hermanos terciarios franciscanos que con sus cantos y el guión de la Misa participaron expresando su amor a Clara de Asís. Y entre las terciarias pero en San Juan nuestra querida María Teresa y su amor a "santa Clarita" su conocimiento por las muchas y bien adquiridas noticias que de ella tiene y por lo vivido cotidianamente en comunión con ella "una de sus amigas" como llama a los santos, un saludo hasta allí lleno de paz y de amor en la Orden y en la Iglesia en esta celebración que es también su fiesta.
Fray Gerardo, nuevo todavía en tierras catalanas, en Balaguer, España, estará hoy lleno de entusiasmo celebrando con aquellas gentes este tránsito de madre Clara con la oración, la danza y la poesía; con el arte.
Para Luchy que la alegría y la paz de esta fiesta sean lugar de comunión con Quien va recibiendo su vida, entregada en el diario trabajo, en la diaria vida y oración de su comunidad contemplativa, en la clausura vivida con la original inspiración de Clara de Asís que tuvo el deseo de caminar junto a Francisco las calles en contemplación itinerante, en la clausura decía de Clara en la Iglesia.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Altura hermosa

El monte, la altura, es "hechura" del Padre y nosotros sus hijos -en el Hijo- a través de largos milenios como lugar de encuentro con Él, Quien nos da todo y en Quien somos lo mejor que somos capaces de ser. Estas alturas hermosas a los ojos abren el espíritu -por la gracia del Espíritu-, nos pacifican y despiertan el oído del corazón a la Voz que habla desde el madero santo y la tumba vacía el lenguaje del Amor en las palabras inspiradas de la Sagrada Escritura, en el Libro y en las vidas, en cada historia, en cada uno.

Este embalse sobre el Río Diamante -río que baña las tierras fértiles de San Rafael, aguas que calman la sed de los hombres y mujeres tenaces en sus labores agrícolas que les procuran el pan, probados y desafiados en cada temporal de piedra- es el conocido Los Reyunos. Es éste uno de los aprovechamientos hidroeléctricos de estos ríos de montaña con desniveles importantes en su curso que favorecen la generación de la energía que mueve la economía, la vida familiar y social, y en ella tantísimos servicios y artefactos como éste que uso ahora.

Cumbre, pan y aguas purificadoras que alegran -como el vino- cotidianamente abren el cielo en cada Eucaristía.
Para aquellos pagos vamos andando para que me levantes y así encontrarte y compartirte , para que en tu Amor en el que te abajas me encuentres y me compartas, Pan de Vida.

En San Rafael

En estos días cargados de saludos en el atardecer de mi estadía, aquí en las comunidades de Lanús donde compartí la vida y la fe, se agita la expectativa más bien gozosa de un nuevo amanecer en tierra mendocina. La hermana creación es acogedora en su hermosura en las cercanías de la ciudad sanrafaelina, desde la imagen nos saluda con la paz el embalse de Valle Grande sobre el río Atuel. Las primeras comunicaciones con fray Sergio y fray Adrián despiertan el espíritu fraterno que es cotidiano en la animación de la convivencia entre nosotros y es, claro que sí, un enorme don a recibir del Padre renovadamente cuando se procura responder con solicitud y cuidado generoso en todo lo que su Amor nos confía, y aquí antes de cualquier otra cosa creada, al hermano, esto es a cada uno de nosotros; en esto se puede aplicar aquello tan antiguo y tan nuevo "en la cancha se ven los pingos".

El Monasterio de las Clarisas en Moreno, Buenos Aires -espacio vital de Luchy en el misterio escondido del Padre que sobre todo en el silencio habla tan dulce y animadamente- entre otros mundos quedan invitando a pasar y permanecer por estos lares que voy dejando.