miércoles, 5 de agosto de 2009

En San Rafael

En estos días cargados de saludos en el atardecer de mi estadía, aquí en las comunidades de Lanús donde compartí la vida y la fe, se agita la expectativa más bien gozosa de un nuevo amanecer en tierra mendocina. La hermana creación es acogedora en su hermosura en las cercanías de la ciudad sanrafaelina, desde la imagen nos saluda con la paz el embalse de Valle Grande sobre el río Atuel. Las primeras comunicaciones con fray Sergio y fray Adrián despiertan el espíritu fraterno que es cotidiano en la animación de la convivencia entre nosotros y es, claro que sí, un enorme don a recibir del Padre renovadamente cuando se procura responder con solicitud y cuidado generoso en todo lo que su Amor nos confía, y aquí antes de cualquier otra cosa creada, al hermano, esto es a cada uno de nosotros; en esto se puede aplicar aquello tan antiguo y tan nuevo "en la cancha se ven los pingos".

El Monasterio de las Clarisas en Moreno, Buenos Aires -espacio vital de Luchy en el misterio escondido del Padre que sobre todo en el silencio habla tan dulce y animadamente- entre otros mundos quedan invitando a pasar y permanecer por estos lares que voy dejando.

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