Amanecimos entre silenciosos copos que con sutil y típica danza bajaban dejando las nubes allí arriba y poco a poco ponían el blanco de la nieve por todas partes. La antigua iglesia cuya torre es la delicia de las palomas y todo lo que hacia la izquierda se ve, hasta poco más allá de los dos grandes árboles, es territorio del Colegio. En instalaciones con historia, parte de ellas fue nuestro convento hace ya un buen tiempo, transcurre la vida de la comunidad que educa a niños y jóvenes con espiritualidad franciscana y en clave pastoral, actualizada a los tiempos nuevos que vivimos, características de un perfil que invita a las familias a solicitar los servicios de los que aquí trabajan con la alegría y las fatigas propias de esta tarea tan hermosa y fecunda en crecimiento y caminitos de libertad y autonomía para los alumnos. El arco es parte de la iglesia que se animó con los cantos y la oración en esta mañana del Día del Señor. Los fieles haciendo honor a este nombre, abrigados y humeantes en sus rostros frescos y rosados, llegaban con el entusiasmo contagiante de la hermana creación que con sus pinceles recreaba en pureza lo que pinta el sol cada domingo con sus colores. La nieve encontró alegría bien adentro en el alma y supo como sacarla de allí y hacerla de todos en los rostros y en los gestos.Escarchas y nieves, bendigan al Señor!!!
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