miércoles, 12 de diciembre de 2007

Sean mutuamente acogedores

Qué buena la exhortación de la segunda lectura del Domingo pasado -2º de Adviento-. «Que el Dios de la constancia y el consuelo nos conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús, para que con un solo corazón y una sola voz, glorifiquemos a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo». Cosa hermosa y también ardua es ésta.
"Tener los mismos sentimientos", hermosa tarea, desafío fascinante; ideal de convivencia que aunque amenazado por el egoismo, por la indiferencia, por la envidia está inspirado en el Amor que es más fuerte.
"... a ejemplo de Cristo", Él es el verdadero espacio de la comunión, se pone siempre en el más accesible de los lugares, por ser pequeña y humilde su Presencia; para acceder a esta Altura hermosa descubrimos que es ineludible la necesidad de dejarnos caer de la altura engañosa de nuestra soberbia y orgullo, que nos aleja y aisla en un pozo ciego.
Glorifiquen al Señor con sus vidas! es la invitación de la Liturgia. Que así sea siempre.

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