jueves, 14 de marzo de 2013

Papa Francisco. Primera Misa.

El Papa Francisco celebró en la Capilla Sixtina, hoy a las 17 hs de Roma -13 hs aquí en Argentina- su primera Misa. Eligió las oraciones de la Misa "por la Iglesia". Concelebraron los Cardenales electores que participaron en el Cónclave.

Las Lecturas y el Evangelio fueron: Is 2, 2-5; 1 Pt 2, 4-9; Mt 16, 13-19.


Aquí la homilía. (Original en italiano)

En estas tres Lecturas veo que hay algo en común: es el movimiento. En la primera Lectura el movimiento del camino; en la segunda Lectura, el movimiento de la edificación de la Iglesia; en la tercera, en el Evangelio, el movimiento de la confesión. Caminar, edificar, confesar*.

Caminar. «Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor» (Isaías 2,5). Esto es lo primero que Dios dijo a Abrám. Camina en mi presencia y se irreprensible (Gen 17,1). Caminar siempre, en presencia del Señor, a la luz del Señor, procurando vivir con aquella irreprochabilidad que Dios pedía a Abrám, en su promesa.

Edificar. Edificar la Iglesia. Se habla de piedras: las piedras tienen consistencia; pero piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de Cristo, sobre la piedra angular que es el Señor mismo. He aquí otro movimiento de nuestra vida: edificar.

Tercero: confesar. Podemos caminar cuanto queramos, podemos edificar tantas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, la cosa no va. Llegaremos a ser una ONG piadosa, pero no la Iglesia, la Esposa del Señor. Cuando no se camina, uno se detiene. Cuando no se edifica sobre piedras ¿qué sucede? Sucede lo que sucede a los niños en la playa cuando hacen castillos de arena. Todo se viene abajo, no tiene consistencia. Cuando no se confiesa a Jesucristo, me viene la frase de León Bloy: “Quien no reza al Señor, reza al diablo”. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio.

Caminar, edificar-construir, confesar. Pero la cosa no es tan fácil, porque en el caminar, en el construir, en el confesar, a veces hay sacudidas, hay movimientos que no son propiamente movimientos del camino: son movimientos que nos tiran atrás.


Este Evangelio prosigue con una situación especial. El mismo Pedro que ha confesado a Jesucristo, le dice: Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo. Yo te sigo, pero no hablemos de Cruz. Esto no entra. Te sigo con otras posibilidades, sin la Cruz. Cuando caminamos sin la Cruz, cuando edificamos sin la Cruz y cuando confesamos un Cristo sin Cruz, no somos discípulos del Señor: somos mundanos, somos Obispos, Sacerdotes, Cardenales, Papas, pero no discípulos del Señor.

Quisiera que todos, después de estos días de gracia, tengamos el coraje, propiamente el coraje, de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, que ha derramado sobre la Cruz; y de confesar la única gloria: Cristo Crucificado. Y así la Iglesia irá adelante.

Auguro a todos nosotros que el Espíritu Santo, por la oración de Ntra. Señora, nuestra Madre, nos conceda esta gracia: caminar, edificar, confesar a Jesucristo Crucificado.
Así sea.

Nota del blogger:
*Confesar = Reconocer, reconocer con la propia vida. Testimoniar.

Es bueno también hacer notar que los matices en la pronunciación, los gestos durante la predicación, las pausas y los breves silencios fueron significativos ya que creaban relieves, subrayaban algunos conceptos. No están expresados en el texto.

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