jueves, 5 de abril de 2012

4ª Estación: Jesús encuentra a su Madre


V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa Cruz, redimiste al mundo.


Lectura del Evangelio según san Juan 19, 25
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.

En la subida al Calvario Jesús encuentra a su madre. Sus miradas se cruzan. Se comprenden. María sabe quién es su Hijo. Sabe de dónde viene. Sabe cuál es su misión. María sabe que es su madre; pero sabe también que ella es hija suya. Lo ve sufrir, por todos los hombres, de ayer, hoy y mañana. Y sufre también ella.
En verdad, Jesús, te duele hacer sufrir de ese modo a tu madre. Pero tienes que hacerla partícipe de tu divina y tremenda aventura. Es el plan de Dios para la salvación de toda la humanidad.
Para todos los hombres y mujeres de este mundo, pero en particular para nosotros, familias, el encuentro de Jesús con la madre allí, en el camino del Calvario, es un acontecimiento intensísimo, siempre actual. Jesús se ha privado de la madre para que nosotros, cada uno de nosotros –también nosotros esposos– tuviéramos una madre siempre disponible y presente. Por desgracia, a veces nos olvidamos. Pero cuando recapacitamos, nos damos cuenta de que en nuestra vida de familia muchísimas veces hemos acudido a ella. ¡Qué cerca de nosotros ha estado en los momentos de dificultad! ¡Cuántas veces le hemos recomendado a nuestros hijos, le hemos suplicado que intervenga por su salud física y aún más por una protección moral!
Y cuántas veces María nos ha escuchado, la hemos sentido cercana, confortándonos con su amor materno.
En el via crucis de toda familia, María es el modelo del silencio que, aún en medio del dolor más desgarrador, genera la vida nueva.

Padre nuestro...

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